lunes, 29 de junio de 2009

DIA 31 de Mayo. CACERES - GALISTEO. 78.20 km en total.

Vista de Casar de Cáceres.


Miliarios en la ruta.







Embalse de Alcántara.











Veredas después de Grimaldo.













Embalse de Riolobos.




Entrada a Galisteo











Murallas y Puerta del Rey.










Piricutin











Cáceres estaba de Feria y a las 8 de la mañana, cuando saliamos, la juventud regresaba a casa. Por la Feria y por el hecho de ser domingo, no encontramos nada abierto. El desayuno fué en Casar de Cáceres , a 11 km distancia que recorrimos rápidamente sobre todo por el agradable frescor matinal. Entramos en el único bar abierto y su dueña nos convenció, cómo no, para que tomaramos una tostada con la famosa Torta del Casar. Mientras almorzabamos, la gente que poco a poco entraba en el bar, nos iba dando instrucciones de cómo seguir y de, sobre todo, no olvidar aprovisionarnos de agua ya que el tramo que nos espera hasta Cañaveral, próxima población que encontraremos por la ruta, está a 34 km. Un burgales casado con una cacereña de Casar avisó que “hoy será mucho más caluroso que ayer”. Cuando le pregunto qué es lo que hace un burgales en Cácers, contesta guasón: pasar calor. No se equivocó. El día fue terrible con temperaturoas de hasta 40º.
Salimos de Casar por la prolongación de su calle Mayor y, en seguida, tomamos una excelente pista de tierra en la que se hizo fácil rodar los primeros km. Pasamos por un grupo de miliarios y al poco, después de atravesar varias fincas, vimos a lo lejos la confluencia del Río Almonte y del Río Tajo en el embalse de Alcántara. Para cruzar ambos ríos es preciso acceder a la N630 hasta el Hostal que hay despues de pasar la Torre Floripes, que emerge integramente de las aguas del Embalse de Alcantara . En el Hostal, regentado por un simpático holandes que insiste en asegurar que este es el mejor lugar en el que puede estar, tomamos un bocadillo, nos aprovisionamos de agua y descansamos un poco. Enfrente del Hostal y cruzando la carretera aparece de nuevo la pista en fuerte subida y con un firme muy malo que seguirá así hasta Cañaveral a la que faltan aún unos 10 km.
No entramos en Cañanveral por lo que no podemos atrevaser el puente medieval de San Benito (por donde tradicionalmente entraban los peregrinos a la población). El calor arrecia y afrontamos por carretera el ascenso al puerto de los Castaños para llegar a Grimaldo, donde nos paramos a comer en el bar del Albergue. Los paisanos están dejando pasar el calor de mediodia a la sombra de una parra que es donde nos sirven la comida. Enseguida nos inlcuyen en sus charla e, incluso, el amigo Luis nos informa de las pormenoridades del pueblo y nos hace saber, orgulloso, que él es el propietario de la viña más grnade de Grimaldo. Debajo de la parra se está muy bien pero tenemos que seguir. Salimos de Grimaldo por la carretera que lleva a Holguera y a los pocos metros las señales nos envian de nuevo a la Calzada atravesando diversas fincas en las que encontramos ovejas y ganado vacuno en libertad. Hasta Galisteo, lugar donde tenemos previsto dormir, nos quedan casi 20 km de descenso aunque no por ello fácil. Al principio es un ligero descenso por pistas más o menos anchas pero, poco a poco, el descenso es más pronunciado y las pistas se convierten en veredas estrechas entre encinas y rocas y con cantidad de cancelas que delimitan las diferentes fincas, cancelas que hay que atravesar y volver a cerrar lo que rompe constantemente el ritmo. Al finalizar el largo descenso, vemos un recodo del embalse de Riolobos y al poco accedemos a la N630 en la que tenemos que transitar durante sólo 1 km para acceder a nuestra izquierda de nuevo a la Calzada. No vimos las señales y seguimos por carretera ascendiendo un pequeño puerto con rampas algo duras. Seguimos algo más por carretera y al preguntar nos hicieron ver nuestro error teniendo que deshacer el camino hecho por carretera. Este error supuso unos 7 km más de ruta que despues se notaron en las piernas al final del día. La entrada a Galisteo fue algo caótica ya que las señales no estaban muy bien pero, al fin y despues de un par de repechos serios, entramos a la población. Despues de cenar y con la fresca nos decidimos a conocer las murallas, “La Picota” o torre y la Iglesia. Entramos en alegre conversación con el amigo Vicente y su mujer Mª Fé quienes nos acompañan y enseñan las murallas, el Piricutin y la Iglesia y nos explican la lucha que tiene el pueblo para recuperar La Picota del actual propietario quién, al parecer, no le presta demasiada atención. Rela y lamentablemente se ve en mal estado. Durante la gira por el pueblo se nos unen Andres, agricultor, y su esposa Florencia quienes nos cuentan multitud de anecdotas locales como la de aquella vez que tuvieron que sacrificar a una vaquilla que, en fiestas, subió a las almenas de las murallas y despues no podia bajar. Fue una velada realmente agradable y que nos hizo olvidar del calor y de las penurias soportadas durante el día.

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